Un tiro libre de Edinson Cavani a lo Juan Román Riquelme salvó al Mundo Boca del papelón. Le permitió al Xeneize seguir con vida en la Copa Sudamericana y con la posibilidad de ser primero en su grupo, lo que hasta hace poco parecía una utopía.

Con ese gol, el uruguayo salvó a Diego Martínez de ser el padre de la derrota más humillante de la historia de Boca. Salvó a Riquelme del caprichito de tener a Nicolás Valentini colgado porque mientras se jugaba el partido el juvenil estaba comprando un camisita en un shopping mientras Cristian Lema sigue sin dar la taya en la zaga.

Tanto Lema como Nicolás Figal desprotegieron y entregaron a Chiquito Romero en tres oportunidades: una fue gol, otra falló Andrada y la otra del Valle que hizo un penal cuando era el 0-2 y casi que se terminaba el partido en Paraguay.

Lo más preocupante para Boca es la involución del juego. Me gustaría que Guardiolita, que en las conferencias de prensa es un fenómeno, me explique por qué su equipo, después de ganarle muy bien a River, involucionó partido a partido. Se comió 4 con Fortaleza en Brasil, fue eliminado por un Estudiantes que no pasaba la mitad de la cancha y ayer jugó uno de los peores partidos de su era, solo comparable al debut con Platense en Vicente López.

Algo más, porque me adelanto. Estamos todos locos con el Mundial de Clubes 2025, a ver si se clasifican Boca y River. Es hermoso ir a cobrar 40 millones de la FIFA y jugar contra los mejores. Pero, ¿ustedes vieron jugar al Borussia Dortmund?. Si a Boca le toca enfrentarlo en un año, se come cinco o seis goles.

Esto va para Boca y para River: empiecen a preparar un equipo para competir. No vayamos al Mundial de Clubes a pasar papelones, porque si a Boca le cuesta ganarle a Sportivo Trinidense con 10 hombres, imagínense cuando le toque enfrentarse al Manchester City… Puede ser una catástrofe.