Bienvenido el reverdecer de Edinson Cavani, su hermosa chilena contra Central Norte de Salta por la Copa Argentina, el hat trick contra Belgrano, el cabezazo versus Racing. Es extraordinario para Boca que ahora el uruguayo sea lo que fue a buscar, un nueve matador, goleador, implacable en el área.

Basta de valorar esfuerzos, quites, corridas o movimientos, Cavani vino para meter goles y ahora los esta haciendo. Lleva seis en los últimos cinco encuentros, por lo que de mantener este ritmo en partidos importantes, y ganando títulos, será ídolo de Boca. Bienvenido también para el fútbol argentino que disfruta de tremendo delantero, jerarquía pura en la definición del primer gol en Santiago del Estero.

Pero, que el árbol no tape el bosque. Edinson, según Riquelme el mejor jugador extranjero de la historia del fútbol argentina, llegó para ganar la séptima en el Maracaná, no para meterle goles a los salteños, digamos todo, las cosas como son.

Bienvenido este momento pletórico de uno de los máximos artilleros de la actualidad del fútbol mundial, pero una actuación tan paupérrima como la de la final de la Copa Libertadores en Río de Janeiro contra Fluminense no se borra ni tan fácil ni tan rápido.

Hoy Cavani sigue en deuda, además por lo mal que jugó en el Monumental el último clásico en Núñez, pero ganó la primera batalla. Hace un mes parecía un jugador terminado, al borde del retiro, que no daba más, que había que rescindirle el contrato a mitad de año; Hoy recuperó el crédito y la confianza del hincha de Boca que empieza a gritar “uruguayo, uruguayo” con pasión, rezando para que sigan viniendo los goles, pero sobre todo para que vengan los títulos importantes, lo que cualquiera espera con Edinson Cavani en su equipo.